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Salimos de la ciudad desde La Plata muy temprano, con la intención de cruzar la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con poco tránsito y poder tomar la panamericana directo a Campana.

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Llegamos muy tranquilos a esa ciudad, donde hicimos la primera carga de combustible y el primer café de ruta.

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Después de nuestro minuto de relax, salimos para Zarate a cruzar el primero de los muchos puentes que nos esperaban. Puente Bartolomé Mitre por arriba del rio Paraná.

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Digno de ver en todo su esplendor

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Hasta ahí las motos impecables y la ruta muy tranquila, más allá de la cantidad enorme de camiones que cruzamos, los cuales siempre tienen una deferencia especial para los moteros viajantes.

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 La misma ruta  12 nos dejó a los pies del  majestuoso puente Zarate Brazo Largo  donde se encuentra el límite entre la provincia de Buenos Aires y la bella Entre Ríos.

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Las ruta entregaba  paisajes increíbles y  una cinta asfáltica realmente muy buena para el volumen de transito que circula.

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Ya en la localidad de Ceibas dejamos la traza de la ruta  12 para subirnos a la ruta 14 de Entre Ríos, la cual después de recorrer 160 kilómetros nos dejó en la ciudad de Gualeguaychú.

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En esa ciudad  hicimos parda de reposición de combustible para la motos y un poco de agua fresca para los pilotos.

Un fugaz paseo por la costanera nos dejó frente al mítico puente naranja sobre la ruta 42 para cruzar el  río y continuar por una  ruta secundaria hasta la intersección de la ruta  136 que nos llevó directo a la frontera entre Argentina y Uruguay en el cruce internacional de Fray Bentos.

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Luego de hacer los trámites correspondientes para el cruce de fronteras nos subimos a las motos y encaramos la empinada traza del puente con más entusiasmo que nunca.

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El puente de Fray Bentos, de 3 mil metros de longitud  y 45 metros de altura sobre el agua  genera adrenalina hasta el más avezado de los motoqueros.  

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Ya en casa de nuestros hermanos uruguayos, la ruta 2 nos dejó directo en un barcito de la localidad de Mercedes donde paramos a comer un  delicioso burrito rodeado de un centenar de scooter y motos urbanas.  Hay centenares de motos en cada esquina. Una postal inigualable.

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Después de nuestro súper burrito retomamos la ruta con más energía, tomamos la ruta  21 que costea el río Uruguay, una ruta bellísima para conducir la moto entre lomas y campo sembrados que dan un contexto al viaje inimaginable.-

Pasando por Nueva Palmira, luego Carmelo, más adelante Conchillas, pueblos que logran que las horas vuelvan a tener 60 minutos, hasta llegar a la tarde a nuestro destino final Colonia de Sacramento.

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El casco histórico de la ciudad es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, desde 1995.

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​Nace en la Plaza Mayor y sigue en pendiente hasta el Río de la Plata.​​ Es una calle angosta de características portuguesas, ​​ con empedrado de cuña y sin veredas.​​ Los lados están inclinados hacia el centro para formar una canaleta de desagüe.​​

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Las casas, construidas en la primera mitad del siglo XVIII, ​ tienen paredes de piedra, techos de teja y pisos de cerámica.​ Las puertas y ventanas son pequeñas y de madera.​ Sólo se conservan casas con techo a dos aguas. El Paseo de San Miguel y la Calle Real, entre otras vías de la ciudad,  estan señalizadas por un azulejo de estilo portugués e iluminadas por faroles adosados a la pared.​

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Al atardecer, el sol se pone sobre el Río de la Plata. Y una estela plateada  nos ilumina al fin del recorrido.